Fabricado en Suiza, a mediados de los años 60, las grabadoras FI-CORD, en sus diferentes modelos, redijeron notablemente el tamaño de los clásicos magnetófonos de bobinas, posibilitando su uso clandestino.
Su tamaño 160 x 84 x 41 mm, y su peso, apenas 750 gramos, los convirtió en un instrumento muy útil para los agentes de diferentes servicios, operativos en la Europa de la guerra fría. Disponía de unas bobinas de doble uso que podían grabar por las dos caras, dando una capacidad de grabación de 48 minutos.
Una rareza de la Guerra Fría.
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