El coronel Juan Alberto Perote, responsable de los Comando Operativos
del CESID bajo el mandato socialista, saca a ala luz en este libro la
trama oculta del golpe de estado del 23 de febrero de 1981. Más allá de
los insignificantes dimes y diretes de tantos articulistas. Perote
explica el complicado doble juego al que se vieron abocados los
implicados en la preparación del asalto al Congreso. Los militares y
políticos involucrados se mintieron y ocultaron información mutuamente
hasta tal punto que, finalmente, nadie parecía estar al tanto de la
totalidad de los elementos en juego... Nadie a excepción de algunos
mandos del servicio secreto. En este libro no sólo se denuncia la
participación de miembros de los servicios secretos de información
españoles en el 23 F. de hecho se aclara que, de alguna manera, fueron
ellos quienes realmente controlaron clandestinamente los movimientos de
las distintas facciones golpistas y articularon sus distintos proyectos.
No obstante, la dirección del CESID ocultó todas las pruebas y pudo
evitar que procesaran a los involucrados en la intentona. Juan A. Perote
saca a la luz un informe interno crucial que demuestra la implicación
del servicio secreto en los sucesos de 1981 y narra con detalle las
maniobras ilegales que sus mandos pusieron en marcha posteriormente para
evitar el escándalo. Su crónica de lo ocurrido, extraordinariamente
rigurosa y documentada, constituye una apuesta por enfrentarse a los
demonios ocultos de nuestro pasado, por sacar a la luz los flecos de una
trnsición democrática que, ahora, muchos se esfuerzan por recordar como
un tiempo de pureza virginal. Este libro, en definitiva, constituye una
apuesta por la verdad.
JUAN
ALBERTO PEROTE nació el 25 de septiembre de 1938 en Valladolid, en el
seno de una familia de tradición militar, siendo nieto, hijo y hermano
de militares. Estudió
el bachillerato en el Colegio de San José, regido por los jesuitas en
su ciudad natal. A continuación ingresó en “Forja”, el Colegio
Preparatorio Militar fundado por Luís Pinilla al amparo del Frente de
Juventudes, donde se instruyó para el acceso a la Academia General
Militar. En su primer libro (“Confesiones de Perote”, RBA Libros, 1999), él mismo definía aquella escuela como “una especie de seminario laico”, reconociendo deber precisamente a ese origen formativo su personal “bagaje progresista”.
En dicha obra también declaró su posterior proximidad a la Unión
Militar Democrática (UMD), de la que uno de sus hermanos mayores, el
entonces capitán de Infantería Javier Perote, fue miembro reconocido.
Juan
Alberto Perote ingresó como cadete en la Academia General Militar en
1959. En 1964 obtuvo su primer destino como teniente en el Regimiento de
Infantería “Melilla” nº 52. A continuación complementó su formación
militar obteniendo los diplomas de Mando de Tropas de Montaña,
Paracaidista y Operaciones Especiales, así como los de Educación Física y
de Carros de Combate. Su peculiar preparación y su mentalidad deportiva
le llevó a permanecer destinado en la Escuela de Alta Montaña de Jaca
durante siete años como oficial de instrucción de los Comandos de
Operaciones Especiales (COE,s). Más
tarde, ocupó plaza como profesor en la Escuela Central de Educación
Física del Ejército de Toledo, destino acorde con la licenciatura en
Ciencias de la Educación Física por la Universidad Autónoma de Madrid
que obtuvo de forma paralela a su formación militar, y también con su
condición de presidente de la Federación Española de Pentlatón Moderno
(FEPM). Esa representación federativa y su conocimiento de varios
idiomas (inglés, ruso e italiano), le permitieron una fácil introducción
en la Europa del Este.
Como
capitán estuvo destinado en la Policía Armada, cumpliendo el mando de
tropa necesario para el ascenso a comandante. Tras haber colaborado de
forma esporádica con el Alto Estado Mayor, en 1979 se incorporó al
CESID, estando entonces dirigido por el general Gerardo Mariñas y con el
teniente coronel Javier Calderón al frente de su secretaría general. Después
de permanecer dos años vinculado al Área de Contrainteligencia del
Este, y como consecuencia de que los acontecimientos del 23-F obligaron a
cesar al comandante Cortina y al capitán García-Almenta, como primer y
segundo jefe respectivamente de la denominada Agrupación Operativa de
Medios Especiales (AOME), en mayo de 1981 ocupó este último cargo ya con
el empleo de comandante. A continuación, en 1982, cuando el nuevo
director del CESID, Emilio Alonso Manglano, decide desprenderse de Juan
Ortuño y otros colaboradores afines a Javier Calderón, Perote fue
nombrado jefe de la unidad.
En
ese destino ascendió a teniente coronel, continuando en él hasta que en
1991, y recién obtenido el empleo de coronel, lo abandona de forma
pactada, después de doce años de servicio, con objeto de desentenderse
de las intrigas internas y de los problemas generados por la lucha
irregular contra ETA, puesta en marcha a través de los GAL. En ese
momento asumió la dirección de los servicios de seguridad de la empresa
petrolera de titularidad pública REPSOL. En
1995, el coronel Perote fue acusado de proporcionar información
clasificada a Mario Conde, siendo absuelto del delito de revelación de
secretos de Estado por la justicia civil, pero no por la jurisdicción
militar, que en principio le condenó a siete años de cárcel. Sin
embargo, recurrido el procedimiento en todos sus términos ante el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo, su
reclamación (45238/99) fue resuelta de forma favorable.
FOCA
2001
70€
Libro descatalogado
Libro autografiado por el autor